"Pero también la convivencia con la familia puede revelarse no menos agotadora que la soledad (...) Tal vez sólo los padres pueden ser felices en familia (...) A los hijos sólo les queda la pesadumbre de contar mentiras, el sentimiento de culpa que nace de la certeza de la traición y el deseo de volver a marcharse cuanto antes, para volver a conquistar la anhelada libertad y ser por fin uno mismo. Porque lo que importa mientras tanto está en otra parte, y mama, papá, Hasi, Freddy, las abuelas, las primas no tienen la más mínima idea de en quién se ha convertido ella y cuál es ahora su vida.
Ella, tan amada. Meliana G. Mazzucco
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