"Falocracia", comprimido nº 2.
Entre la vida y
la literatura elijo siempre la literatura. La literatura es una mentira pero la
vida es una estafa.
La mitad de lo
que yo he hecho en esta vida lo he hecho para castigarme a mí mismo y a los
demás, y la otra mitad de lo que he hecho en esta vida lo he hecho para
perdonarme a mí mismo y a los demás.
Toda la vida
aguantando insultos y desprecios y cuando enseñas los dientes te llaman perro
rabioso.
Ser escritor:
escribir un gran libro, y destrozarse.
¿Cómo sigue la
vida después de la vida? ¿Cómo sigue la muerte después de la muerte?
Escribir sólo es
una forma de curar mis heridas para poder seguir haciéndome daño.
Después de la
infancia sólo hay decadencia. Pero aún hay un momento de heroicidad, un canto
del cisne: cuando el adolescente se toca su fondo. (A mí me llegó tarde ese
momento. Y luego me pasé demasiados años intentando perpetuar esa sensación.)
Guárdate siempre
tus miedos para ti. Si se los cuentas a alguien se convertirán en sus miedos,
además de seguir siendo tus miedos.
Equivocarse sólo
sirve para aprender cuál era el buen camino cuando ya has pasado el desvío y no
hay ninguna posibilidad de volver atrás.
Desde las rocas
toda el agua del lago parece azul.
La salida del
túnel es siempre la noche.
Cuando un hombre
es incapaz de seguir los deseos de su naturaleza más íntima está acabado,
aunque tenga 20 años y la vida por delante. Cuando un hombre es incapaz de
enfrentarse a las exigencias de su propia ambición está vencido, aunque aún no
haya empezado a luchar.
Todas las
escaleras que he subido me han hecho bajar al infierno.
Todo capitán
tiene derecho a hundirse con su barco. Todo capitán tiene derecho a hundir su
barco.
¿Por qué he sido
un adicto al sufrimiento? Muy sencillo: el sufrimiento es más intenso que el
placer.
A veces la única
manera de avanzar es retroceder.
Complacer a los
demás es ser devorado por ellos.
Uno llega a la
categoría de maestro cuando no necesita realizar sus obras, sólo retocarlas, y
uno llega a la categoría de genio cuando no necesita retocar sus obras, sólo
firmarlas.
He vuelto sólo
para comprobar que mi tumba está vacía.
Tal vez no tenga
el talento de un genio. Tal vez no tenga su disciplina. Pero estoy seguro de
tener algo, uno de los atributos de la genialidad: la impaciencia.
A veces me
equivoco sólo para comprobar que tengo razón.
La tarea de un
naufrago es mandar mensajes en botellas. La tarea de Dios es hacer que estos
mensajes lleguen a alguna parte. ¿Y si Dios no existe? Si Dios no existe habrá
que rezar a las olas.
Estoy excavando
un túnel que se va derrumbando a medida que voy avanzando.
Un hombre
únicamente tiene dos maneras de fracasar. Hacer lo que los demás quieren o
hacer lo que él quiere. Curiosamente se tiende a pensar que fracasar del primer
modo es mejor que fracasar del segundo modo.
¿Cómo no ser
terriblemente vanidoso cuando uno va a ser condenado por ser distinto?
Los malos
escritores viven de sus libros. Los buenos escritores viven para sus libros.
Los malos
escritores escriben para los que están. Los buenos escritores escriben para los
que vendrán.
Dicen que la venganza
es un plato que se ha de servir frío. El problema de los vengadores es que si
se esperan a que se enfríe el plato, cuando van a vengarse ya no se acuerdan de
ellos ni sus verdugos.
La mitad del
mundo es culpable y la otra mitad está dispuesta a ejecutar la sentencia.
¿Qué es un buen
libro? Los libros que citaría enteros.
Quien renuncia a
sus sueños. Se ve obligado a cumplir los sueños de los demás. Y cuando
finalmente fracasa, su fracaso es doble.
Llevo muchos años
amortizando mis defectos y despreciando mis virtudes.
Sólo hay una cosa
peor que no leer: no escribir. Sólo hay una cosa peor que no escribir: no
viajar.
Un escritor no
vive, investiga la vida, del mismo modo que un forense no muere, investiga la
muerte. Un escritor vive apartado de la vida, aunque viva muy cerca de ella, y
a veces, si las circunstancias lo requieren, se puede mezclar con la vida, como
un policía se puede mezclar con delincuentes, pero no por ello deja de ser un
policía.
Un escritor tiene
que trabajar por la noche y dormir por el día. Un escritor que se acuesta a las
diez nunca será un buen escritor.
Un escritor tiene
que tener un vicio, y ese vicio tiene que ser cuanto más público y notorio
mejor. No hay mejor tarjeta de presentación para un escritor que su vicio.
Un escritor tiene
que vivir solo, incluyendo en su soledad, si lo desea, a mujeres, niños,
mascotas y plantas. Un escritor que viva acompañado será como un vampiro que no
se refleja en el espejo.
Un escritor tiene
que tener sólo una norma: todo vale. En la hoguera de la literatura toda leña
es buena.
Un escritor debe
tener dos libretas. En una debe anotar cuidadosamente a quien desprecia y en la
otra debe anotar cuidadosamente qué hace cada día para poder considerarse a si
mismo escritor. Un escritor sin desprecios y un escritor que descuida un sólo
día su trabajo de escritor nunca será un buen escritor.
Con una línea al
día es suficiente. El trabajo de escritor no se mide por la anchura sino por la
profundidad. Las grietas más peligrosas son las más estrechas.
Un escritor tiene
cosas más importantes que hacer que ordenar una mesa. Pero un escritor con la
mesa desordenada nunca será un buen escritor.
Un escritor tiene
que buscar la fama con todos sus recursos, como un perro que olfatea su presa,
y tiene que huir de la fama con todas sus fuerzas, como un ladrón de tumbas que
huye ante un fantasma.
¿Sabéis cómo
detectar a los farsantes? Pedidle a un escritor que tire sus libros al fuego
una noche fría de invierno. Un buen escritor los tirará todos sin dudarlo.
(Que quede claro
que nos referimos a los libros propios, a los escritos por uno mismo. Tirar al
fuego los libros de un compañero no tiene ningún mérito.)
Un buen escritor
no se dedica a pretender decir nada nuevo, sino a intentar que se recuerde lo
que no debería ser olvidado.
Fotografía de A. V. F.