jueves, 16 de abril de 2015


¿Más se perdió en Cuba?



(... ) Sin embargo, la guerra del 98 me parece una guerra muy curiosa. Para empezar por cómo se inicia y cómo se desarrolla, pero más aún por cómo termina. Hay un detalle que me llama mucho la atención. Normalmente el país vencido es el que tiene que pagar al país vencedor. Es lo que se llaman las «reparaciones» y ha sido una práctica de lo más habitual en todas las guerras, pero sobre todo en las guerras contemporáneas. El ejemplo más claro: las reparaciones que el tratado de Versalles estipulaban cuánto tenía que pagar Alemania después de perder la Primera Guerra Mundial. Pero aquí pasa algo totalmente distinto, es Estados Unidos, el país vencedor, el que paga a España, el país vencido. ¿Cuánto paga? Veinte millones de dólares. ¿Por qué los paga? Muy simple. Para meter en el pack a las Filipinas y la isla de Guam, además de Puerto Rico. En realidad les sale barato. Más dinero pensaban ofrecer al gobierno español solo por Cuba. «Pero Cuba es parte de la patria. No se vende. En todo caso nos la pueden quitar», dijo Prim. Y los americanos, que no son tontos, le respondieron: «Pues vale, por nosotros no hay problema». (...)







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jueves, 9 de abril de 2015














ÚLTIMA TARDE DE DICIEMBRE EN GORMAZ




Rezas la oración que aprendiste un verano,
el último de tu adolescencia áspera y estéril.
Murmuras:
Atrás ha quedado el tiempo
De los enjambres de amargura y cólera
Que subyugaron mi alma.
Ellos están ahí, jugando entre los muros
del amplio castillo.
Sus voces, joviales y cálidas
se pierden en un paisaje de álamos, trigales
y almenas derruidas.
Más tarde te reunirás con ellos.
Compartiréis el pan y la cerveza.
Cantarás y beberás
por los sueños que nacen,
por los que mueren.
Ahora echas a andar camino abajo,
buscando el cariño silencioso
de las paredes recias.
El río que corre a tus pies,
espejo sereno, delicada metáfora,
tiñe de malva las nubes.
En algún lugar la orquesta ha dejado de tocar.
En algún lugar la sangre del hombre
está empapando la tierra.
Sin embargo, hoy, última tarde de diciembre,
y aquí, en este lugar sacrificado por la historia
y por la historia olvidado, la muerte
no es más que una palabra hueca,
una flor marchita, una nota equivocada,
un gemido apenas inaudible
en la febril ceremonia de la vida.


(Poema perteneciente al libro “A golpe de palabras”, Ed. CajaSur/ Anfora Nova/ Ayuntamiento de Rute, 2002. Foto del autor)