lunes, 8 de junio de 2015









(...) No vuelve a haber más Constituciones hasta 1845. Isabel ya es reina. Estamos en la década moderada y Narváez, otro general, gobierna con el favor de la reina adolescente (nota: la reina crecerá, pero nunca dejará de sentir un gran afecto por los moderados, olvidando a todos los demás partidos, lo cual a la larga será su perdición, como no podía ser de otra manera). Narváez decide que ya es hora de acabar con la Constitución del 37, que le parece demasiado liberal. Se vuelve a incidir en la idea de la soberanía compartida entre Cortes y corona y se reduce el sufragio censitario (que ya hemos visto que era de por sí muy reducido). Además se toman otras medidas, como la ley de la administración local de ese mismo año, y todo eso hace que los liberales progresistas tengan que recurrir a la sublevación armada si quieren gobernar o influir en el Gobierno. Uno de esos pronunciamientos, el de O´Donnell en Vicálvaro de 1854, tendrá éxito (aunque al principio la cosa no está tan clara) y vendrá una corta etapa donde se intentará una nueva Constitución, la del 56, que no llegará a aprobarse. Será la primera de las constituciones «non natas» españolas. Cuando las aguas vuelvan a su cauce, Narváez, otra vez en el Gobierno (aunque turnándose con un O´Donnell reconvertido en «centrista»), continuará con la Constitución del 45, eso sí, para darle un poco de brillo y evitar que dé la impresión de vieja le añadirá un «Acta Adicional», y con eso todo arreglado. (....)




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http://www.jotdown.es/2015/06/una-constitucion-dos-constituciones-tres-constituciones/







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