lunes, 14 de septiembre de 2015











¿Cómo sobrevivir? ¿Alguna idea?



Yo no discuto. Me hago el medio retrasado mental, medio mongólico, y me dejan tranquilo. A veces pienso que al pobre le conviene más ser imbécil que inteligente. Un poco imbécil y muy duro (un pobre lúcido es un brillante suicida potencial o un remoto combatiente de la Revolución mundial. O las dos cosas).


Trilogía sucia de la Habana, Pedro Juan Gutiérrez.


(foto de A. V. F.)




martes, 1 de septiembre de 2015











El dedo en la llaga... (como de costumbre):



Leo hace muy poco en un artículo de Javier Cercas:



(...) Lo que digo es que, cuando el pasado no nos gusta, tendemos a esconderlo o ignorarlo o maquillarlo; lo que digo es que la verdad no nos gusta: nos gustan las mentiras. Nos gusta pensar que Hitler era un monstruo inhumano, casi diabólico, que nada tenía que ver con nosotros ni con nuestros líderes, y qué, si lo conociéramos, nos repelería; nos disgusta pensar que era como nosotros, que sedujo a gente como nosotros y que, por tanto, podría seducirnos. Esta ceguera –ese rechazo a afrontar la realidad– nos deja inermes, del todo vulnerables a la fascinación épica y el idealismo sentimental y embustero de los periódicos e infatigables vendedores de paraísos que, como en cualquier época, viven en la nuestra. (...)


Hitler, Isabel II y la nueva política, Javier Cercas, El País Semanal,  nº 2031.




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http://www.jotdown.es/2015/09/deben-leer-los-historiadores-novela-historica/